miércoles, 21 de octubre de 2009

Especial Semana de la Pobreza (II): El Derecho a la Alimentación en La Casa Encendida

“Erradicación del hambre: una cuestión de seguridad mundial”, fue el título de la mesa redonda que tuvo lugar el día 19 en La Casa Encendida de Madrid. Acción Contra el Hambre y la FAO formaron parte de este encuentro organizado por Le Monde Diplomatique

Por Miguel Ángel Moreno (AlterPolítica en CeroPretensiones)


(Escucha el reportaje sonoro de la mesa redonda)

Si la cara amable de esta Semana de la Pobreza la vimos con las personas participantes en la manifestación del centro de Madrid, el momento de “aterrizar” esta lucha, y descubrir los datos que están detrás de la tragedia, llegó con esta mesa redonda producida el pasado lunes en La Casa Encendida de Madrid.

El evento estaba organizado por la Fundación Mondiplo (la fundación vinculada a Le Monde Diplomatique), y presentada por su máximo responsable, Ferrán Montesa. La mesa redonda partía de la proyección del cortometraje “854”, de David Muñoz, producido por la ONG Acción contra el Hambre. El encuentro, además, contaba con el director de dicha ONG, Olivier Longué; y con la presencia de Bárbara Ekwell, directora del Área sobre Derecho a la Alimentación.

Tras la proyección del documental, el primero en abrir el fuego fue Ferrán Montesa, que destacó la celebración del Día Mundial de la Alimentación, el pasado 16 de octubre, con el lema “Conseguir la seguridad alimentaria en época de crisis”. En su intervención, destacó los elementos estructurales que causan que el sexto de la población mundial pase hoy en día hambre. Para el representante de Le Monde Diplomatique, el problema tiene tres causas fundamentales, tres crisis: la financiera –la que todos los días escuchamos en los medios de comunicación– la energética –relacionada con las fluctuaciones del precio de los hidrocarburos, y que provocó la “fiebre” de los combustibles vegetales- y la alimentaria, que se puede considerar también como una consecuencia de la crisis energética.

854-ach

La siguiente en entrar en escena fue Bárbara Ekwall, representando a la FAO, que no se andó por las ramas: actualmente, alrededor de 1020 millones de personas pasan hambre en el mundo, una crisis que coincide con el récord de producción de cereales a nivel mundial, que se produjo en 2008.

¿Cómo es posible que aumenten los hambrientos al tiempo que se baten récords de productividad agrícola? Ekwall no contestó esta importante cuestión en su intervención, pero en el turno de preguntas se consiguió una verdadera respuesta: la clave está en los lugares que están batiendo estos récords de productividad: la Unión Europea y las economías desarrolladas (que cuentan, claro está, con agriculturas más intensivas y tecnificadas). El resultado es que los que más tienen, cultivan más, y son precisamente los que especulan, piden subsidios o provocan huelgas para conseguir un precio más alto para sus productos.

ekwall Bárbara Ekwall (Foto: FAO)

Después, Ekwall se centró en el tema del Derecho a la Alimentación, reconocido por la Carta de los Derechos Humanos, y con igual valor a los derechos a la libertad, a la educación. Sin embargo, todavía son pocos los países que lo incluyen proactivamente en sus Cartas Magnas nacionales; y el que más en serio lo ha hecho, el Brasil de Lula da Silva, ya está siendo felicitado internacionalmente por los buenos resultados de sus campañas.

El caso de Brasil es verdaderamente relevante, ya que, según Bárbara Ekwall, representa el ejemplo de una lucha integral contra el fenómeno de la pobreza. Un modelo que “demuestra que el cambio es posible”, por medio de una estrategia que pasa por un primer paso de identificación de problemas; un segundo estadio en el que se reconoce el hambre como un verdadero problema de Estado; y un tercer en el que se llevan a cabo actuaciones políticas, legislativas y ejecutivas, que incluyen a todos los órganos de Gobierno, no sólo al Ministro de Desarrollo.

El último en mostrar su opinión fue el elocuente Director General de Acción contra el Hambre, Olivier Longué. Fue el único que fue desde el principio al punto de la agricultura, poniendo el acento precisamente en la necesidad de una verdadera inversión en los productores del Sur, que realizan un trabajo muy extensivo en fuerza física todavía. También habló sobre la labor que desempeñan los cooperantes de ACH en el terreno (y que se mostraba en “854: la película”.

mes-inter Olivier Longué (Foto: RevistaFusion)

La lucha contra la malnutrición es el principal caballo de batalla en el África subsahariana, porque no sólo se trata de carencia de alimentos, sino una falta de formación alimentaria, que se une a la falta de recursos para acceder a una alimentación variada y equilibrada.

Longué también destacó un dato tan relevante como desconocido: dentro de esos 1020 millones de hambrientos en el mundo, se encuentran ya 15 millones de europeos. Ante estos datos, la única postura posible es la de apostar por el Derecho a la Alimentación como vía para utilizar el mecanismo judicial como defensa de los más desfavorecidos.

Pero el Derecho se encuentra con barreras defendidas por el propio mundo desarrollado; la libertad de comercio para los alimentos agrícolas está limitada por los grandes productores europeos (que ejercen proteccionismo sobre sus alimentos, como la Unión Europea con la PAC, u otros países como Nueva Zelanda y Australia). En este punto, Longué se mostró esperanzado en la ronda de negociaciones de la PAC que se producirá desde la presidencia de turno española hasta 2012.

La mesa redonda tuvo su correlato entre los oyentes por medio del turno de preguntas, que dejó una reflexión muy interesante. En un mundo que comienza a considerar seriamente la noción de “delito ecológico”, que condena –o dice condenar- a las personas que cometen delitos fiscales, ¿por qué no exigir la persecución del delito contra el Derecho a la Alimentación? Y, asumiendo una reflexión que es terriblemente impopular en nuestro propio contexto europeo, ¿cómo permitir que los agricultores de la UE desperdicien adrede parte de su producción para justificar un descenso productivo que les permita incrementar el precio? ¿Por qué no gravar con una multa este tipo de “delitos contra el derecho alimentario”? ¿Hasta cuando permitir este desequilibrio?

¿Hasta cuándo “la generación que puede acabar con la pobreza” vamos a esperar para ponernos con ello?

Por último, y hasta la llegada del podcast, os dejamos un fragmento del documental:

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