lunes, 13 de abril de 2009

Ayuda al Desarrollo, la gran ausente del G-20

La reciente cumbre del G-20, destinada a “refundar el capitalismo” de cara a las nuevas exigencias de la crisis económica, no ha supuesto un cambio sustancial para la AOD (Ayuda Oficial al Desarrollo). Las ONG se quejan de ser las grandes olvidadas de la crisis.

Por Miguel Ángel Moreno (AlterPolítica en CeroPretensiones)

1 billón de dólares para frenar la crisis. Éste fue el gran titular de la mayoría de los periódicos, el nuevo gran plan de inversión de 090407_G20_London_200 fondos públicos para sanar las maltrechas economías de Occidente. Este aporte de dinero supone un respaldo al poder de los grandes organismos bancarios internacionales, como el FMI, que se convierte en una pieza clave para la administración de las nuevas ayudas.

Sin embargo, desde los agentes sociales no se ha percibido de la misma manera, sino que se tiene la sensación de ser los “olvidados” en la gestión de la crisis económica. Al mismo tiempo que la euforia se desataba en las bolsas mundiales con el acuerdo, las protestas se hacían dramáticamente protagonistas por la cantidad de detenidos, y por el indeseado protagonismo policial con la muerte de un transeúnte en la manifestación.

Ayudas insuficientes

Según ONGs como Oxfam (Intermón-Oxfam en España), no ha sido así. Para ella, aunque los ministros de Economía de la UE se elogiaran por las decisiones tomadas en la cumbre, no se han tomado las decisiones pertinentes en cuanto a una mayor justicia en el sistema comercial internacional o frente al cambio climático. Pese a todo, en la nota de prensa inmediatamente posterior al final de la cumbre, se saludaba la creación de un nuevo contexto internacional: “el nuevo orden mundial al que Gordon Brown se ha referido, al servicio de los 192 países del mundo, no de 8 ni de 20”.

Dentro de las peticiones más importantes de Oxfam estaban la aprobación de un paquete de estímulo económico de 580.000 millones de dólares (cerca de 440.000 millones de euros) noticia_11045para los países pobres. Entre otras funciones, se pedía que se destinaran hacia el estímulo fiscal, la condonación de la deuda externa y la creación de redes de aporte fiscal. Finalmente, de esas peticiones, se ha conseguido un paquete de 50.000 dólares, muy por debajo de las intenciones de las ONG. Estos 50.000 están por debajo de los 120.000 de la actual AOD (Ayuda Oficial al Desarrollo), y también son superados ampliamente por desembolsos como los provocados por el rescate de la aseguradora AIG, que supuso unos 175.000 millones de dólares; o por el total del gasto en rescate bancario, que asciende a los 8,4 billones.

El secretario general de la ONU, Ban-Ki-moon, se felicitaba con el éxito de la cumbre. Sin embargo, también fue capaz de poner sobre el tapete uno de los puntos más destacados por las organizaciones sociales: “los líderes del G-20 prometieron otorgar recursos a la protección social e invertir en seguridad alimentaria a largo plazo, además de comprometerse a abordar la amenaza irreversible del cambio climático”. Pese a todo, faltó una cierta voz crítica, que no fue representada por el dirigente de la ONU.

Esta falta de representación no fue por falta de organizaciones decididas a proponer iniciativas en la cumbre. Las ONG, que estuvieron presentes, buscando oportunidades de concienciar en los lobbys, no habían sido acreditadas como participantes, lo que las llevó a acreditarse como medios de comunicación. La propia Oxfam llegó a acreditar a 50 bloggers internacionales, con el proyecto “G-20 voice (entre ellos el español Ignacio Escolar, ex-director de Público).

 

Las crisis que no arregla el G-20

Desde organizaciones ecologistas como Greenpeace se critica la falta de iniciativa sobre una “recuperación ecológica” del planeta, y tildan los compromisos tomados sobre medio ambiente como de “una floja declaración de intenciones sobre la voluntad de acuerdo”. Entre sus reivindicaciones –algo optimistas, por otra parte- estaban la inversión de un 1% del PIB de los países más ricos en políticas “verdes” para la lucha contra el cambio climático.

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Por otra parte, las grandes pandemias que causan estragos siguen alejadas de los grandes foros económicos mundiales. La reunión en Cáceres de la conferencia de donantes del Fondo Mundial de Lucha contra el VIH/SIDA, la malaria y la tuberculosis (FM), que canaliza la mayoría de las donaciones que van destinadas a la lucha de estas enfermedades, constató la existencia de un déficit de 5.000 millones de dólares (unos 3.875 millones de euros) para financiar sus programas. Esto resulta especialmente vergonzoso teniendo en cuenta que ésta es una institución que, según Soraya Rodríguez, Secretaria de Estado de Cooperación Internacional, tiene un impacto claramente positivo en los lugares en los que trabaja.

España aumenta su Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD)

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Comparativa de los principales donantes en 2007 y 2008 (Fuente: The Economist)

Por una vez, España puede ser la nota optimista dentro de este panorama. Aunque las pretensiones de Zapatero de obtener fondos concretos para la ayuda en África y Latinoamérica fueran más bien estériles, España es uno de los países que aumenta su AOD en 2008.

El aumento de la ayuda exterior supone un 19,4% respecto al año 2007. Esto la convierte en el séptimo donante en volumen total de ayuda (con unos 4.880 millones de euros)  octavo país en inversión con respecto a su PIB, alcanzando el 0,43%. Aunque se pueda puntualizar que el objetivo para este año era alcanzar el 0,5% del PIB, parece más cerca el compromiso del presidente de llegar a l 0,7% al final de la legislatura., en 2012.

El presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, pidió a Zapatero durante la cumbre que mantuviera la inversión en AOD en el contexto de crisis. Esta previsto que dirigente del BM visite España a mediados de mayo, para hablar de proyectos de cooperación en Sudamérica.

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